lunes, 14 de septiembre de 2009

Nota en La Nación de hoy seli 23 de la lunar...IMPERDIBLE!!!

Franco Varise
LA NACION

La ciudad de Buenos Aires esconde una aldea. Sí: una aldea de verdad, con personas y construcciones rudimentarias; huertas, ritos y todo eso. Un extraño rincón de la ciudad que permanece fuera del sistema y donde el tiempo no tiene tiempo. O, por lo menos, eso es lo que desearían quienes lo habitan y construyen.

Velatropa comenzó a levantarse hace dos años en los cimientos de lo que iba a ser el pabellón cinco de la Ciudad Universitaria, frente al estadio de River Plate. El espacio, abandonado desde hace décadas, pertenece a la Universidad de Buenos Aires (UBA), que tolera su presencia, y en algún momento hubo en las proximidades otro tipo de asentamientos, como la controvertida "villa rosa", que ya no está.

Oculta entre los árboles, la vegetación y el hormigón, la curiosa ecoaldea es un secreto para la mayoría de los porteños, pero bastante difundido entre los estudiantes y las autoridades universitarias. "Sí, claro, los pibes de la aldea están por allá", indicó el encargado de la playa de estacionamiento del complejo universitario.

Un sendero por detrás de los pabellones paralelo a la orilla del río lleva hasta una especie de portal del que cuelgan unas cintas de tela y un cartel que dice: "Bienvenidos a la ecoaldea Velatropa". El camino sigue hacia las entrañas de un espacio en constante construcción. Allí surge de la nada un "refugio de invierno" que conjuga salón, mesas, sillones y sillas, un espacio de estudio, una cocina de barro y el guardabicicletas comunitario. Cuentan, también, con un panel solar para proveerse de luz y una canilla de agua corriente cedida por la UBA.

Puede parecer increíble, pero el proyecto gestado al calor de algunos estudiantes creció al punto de que los velatropenses ya son alrededor de un centenar. Los fines de semana cocinan comidas naturales que comparten entre todos y, al caer el sol, plantan un árbol frutal (hay cerezos, paltas y ciruelos). Esos retoños pugnan por crecer en una tierra generada a partir de los rellenos sobre el río.

La mayoría de los velatropenses, de entre 20 y 30 años, no vive allí y trashuman entre sus casas céntricas y esta especie de vergel ultraecológico donde no está permitido fumar -hay un sector especial para hacerlo- ni beber alcohol. Las construcciones están proyectadas a partir de barro y materiales totalmente reciclados -botellas, maderas, plásticos-, con diseños libres con aires gaudianos o modelos físicos. También hay carpas. Y un sistema informal de riego para la huerta. Los aldeanos se llaman entre sí "hermanos", se guían por el calendario maya y viven según las directrices de la "permacultura".

Velatropa no sería tan rara si no fuera porque está enclavada en plena ciudad. En la Argentina existen otras ecoaldeas, como Gaia, en la localidad bonaerense de Navarro, o Jardín Paz Mundial, en Epuyén. Pero aquí el contexto es bien distinto. Mientras los velatropenses meditan en círculo, un avión pasa a muy baja altura y ruge sobre sus cabezas antes de aterrizar en el Aeroparque. El ruido del tránsito de la avenida Leopoldo Lugones trastoca, por momentos, el silencio natural que anhelan los aldeanos.

Pero a Flor, una de las velatropenses, no parece importarle. "Esto es de todos, no es nuestro... Queremos enseñar que se puede vivir de otra manera con respeto a la tierra, en paz y en armonía con la naturaleza", dice esta estudiante de física con un nivel de argumentación contundente. "Mi familia dice que soy otra persona desde que estoy acá y están recontentos, porque antes de encontrar este lugar alquilaba un departamento con amigas, trabajaba de camarera y ni siquiera había terminado el secundario. Acá encontré un sentido a mi existencia", agregó.

En realidad, los velatropenses no quisieron participar de esta nota, al señalar que no están "preparados" para enfrentar a la prensa. Es que quizá resulte muy sencillo encontrar la aldea, pero, en cambio, no es tan fácil conocer a los "aldeanos" un poco más allá de lo que consideran su "obra".
Consejos

Velatropa, aunque parezca a primera vista libertaria, está regida por una organización compuesta por dos consejos que toman las decisiones en reuniones programáticas que se realizan dos veces por semana. Incluso tienen un blog (aldeavelatropa.blogspot.com) donde difunden sus técnicas de producción, reciclado y construcción.

La idea es que quien desee participar de la iniciativa realice tareas concretas. "No podés caer con una carpa y quedarte sin hacer nada", susurra uno de ellos con el ceño bastante serio. "Es un nodo ecológico de desarrollo sustentable, interdisciplinario y autogestionado por estudiantes de la UBA", puede leerse en un folleto sobre la mesa del refugio. Y sigue: "Nuestro proyecto a futuro es, en combinación con las autoridades de la UBA, poder reciclar toda la basura de la Ciudad Universitaria".

A estas alturas, la pregunta se plantea sola: ¿y de qué viven? Ellos aclaran que tienen un nivel de gasto casi nulo. No parece extraño a simple vista, aunque también cocinan empanadas que venden entre los alumnos de la Ciudad Universitaria, donde ya son un clásico. Todos son vegetarianos y buena parte de los productos que consumen son el fruto de las huertas diseñadas sobre terrenos formados con escombros de hormigón.

El secreto no puede mantenerse para siempre. En Velatropa lo saben, y aunque los perturba, confían en seguir adelante, reciclándose.

Christiania, el "barrio libre" con mayor fama

Aunque en una escala todavía celular, la aldea Velatropa, en Ciudad Universitaria, tiene puntos de contacto con el barrio o ciudad libre de Christiania, en Copenhague, Dinamarca, donde viven 900 personas. Los emparienta básicamente el enclave urbano, a diferencia de las ecoaldeas tradicionales, que se ubican en zonas rurales.

Christiania comenzó a gestarse entre 1971 y 1972, cuando un grupo de hippies y squatters tomaron las instalaciones del campo militar de Cristianshavn (área defensiva del siglo XVII durante el reinado de Christian IV), que se encontraban abandonadas. En este lugar se proclamó la inauguración de la Ciudad Libre de Christiania.

Después de muchos años, las autoridades de Copenhague reconocieron los límites de la zona ocupada, definiéndola como "experimento social cooperativo autogestionado". La propuesta en Christiania es mucho más radical que la de Velatropa en muchos aspectos organizativos. Hoy, esa comunidad es uno de los lugares turísticos más visitados de Dinamarca.
Mayas y "permacultura"

En la Argentina, la "permacultura" y el calendario maya son aspectos aglutinantes, como en Velatropa. En Epuyén, cerca de El Bolsón, una región con una gran tradición intercultural a partir de la migración hippie de los 60 y 70, está Jardín Paz Mundial, una ecoaldea de grandes dimensiones.

De hecho, la influencia de esta ecoaldea trascendió las fronteras del cónclave y muchos habitantes de El Bolsón ya hablan del calendario maya, que está basado en un sincronario de 13 lunas de 28 días que rigen la vida cotidiana. En verano, miles de viajeros alternativos se acercan a Jardín Paz Mundial para conocer un modo de vida distinto y totalmente fuera de las convenciones.

La "permacultura" (contracción de las palabras "permanente agricultura" y "permanente cultura") constituye básicamente una forma de vivir y producir sin dañar la naturaleza.

Quienes cultivan esta filosofía, como en Velatropa, focalizan sus esfuerzos en establecer ambientes altamente productivos, provisión de alimentos, energía, vivienda y otras necesidades materiales y no materiales que incluyen infraestructura social y económica. El concepto fue desarrollado en los años 70 por Bill Mollison y David Holmgren, en Australia, y fue enseñado como un sistema aplicado de diseño desde 1981. En Internet abunda la información sobre el tema.

lanacion.com

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